¡Lo que hacemos nace de lo que somos!
Queremos que nuestra acción surja de nuestra identidad, y nuestra identidad de la luz sobrenatural y la energía vigorizante de la gracia santificante canalizada a través de la liturgia tradicional latina: los sacramentos, los sacramentales y el Divinum Officium.
Todos los cuales nacen de, y culminan en, el sacramento del sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo, la Misa, a través de la cual el ignaciano sabe que se puede unir a través de Cristo Crucificado y resucitado con la Santísima Trinidad en esta época y en las interminables edades de la eternidad.
Sobre la base de las riquezas de dos milenios de la Tradición presente en la liturgia sagrada tradicional, con sus principios teológicos, eclesiológicos y ascético-místicos, íntegramente católicos, e iluminados por la teología de Santo Tomás de Aquino con su realidad con base en la metafísica y la epistemología, los ignacianos fortalecen en el corazón y la mente nuestras convicciones de la verdad de que Nuestro Señor Jesucristo es el único Salvador de la humanidad.
Esta es la fuente de la urgente misión de proponer la conversión a Su Cuerpo Místico a todos los hombres y mujeres,
a través de los medios más efectivos posibles ad majorem Dei gloriam,
creando minorías creativas de católicos ardientes imbuidos del profundo sentido de lo sagrado
con el que dedicarán sus vidas a volver a sacralizar a la sociedad en oposición a su descristianización y secularización.